AMISTAD VERDADERA

Rigoberto estaba a pocos días de cumplir cien años, conocía todos los mares y océanos, siempre viajaba en solitario. Sin embargo, una y otra vez regresaba al arrecife de coral. Esta vez, su retorno no pasaría desapercibido, sus amigos lo esperaban con ansías, no dejaron escapar ningún detalle de la pomposa celebración. El encargado de organizarlo fue el “Azulito”, un joven delfín nariz de botella, sería la celebración sorpresa para su amigo de siempre. A la mayoría de ellos, Rigoberto los había visto desde que nacieron, todos le decían de cariño “abuelito”. El sonreía al escucharlo y les correspondía con una caricia. Por lo general, llegaba un día antes de su cumpleaños, muy temprano por la mañana, los despertaba para entregarles los regalos recopilados en su largo viaje. Luego, les narraba las historias más increíbles de su arriesgada travesía, los amigos que dejó y los lugares más hermosos que visitó. Jamás era interrumpido. Nicolás, el calamar gigante, dejaba volar su imaginació...