UN SEÑOR PAVO


-        Cumpa, hablé con mi amigo. Debemos entregar los documentos cuanto antes. Me han pedido un pavo por el favor- Lucho desbordaba de entusiasmo.
-          ¿un pavo? Mañana temprano paso por tu casa para ir al mercado mayorista, ¿ok?
-          Lo más temprano posible, recuerda que es sábado.
-          Quedamos así, entonces. Hasta mañana. - le dije antes de subir al micro que me llevaría a casa.

Corría el mes de julio, cursábamos el quinto ciclo y por razones no muy sustentadas, decidimos optar por cambiarnos de especialidad dentro de la misma facultad. El catedrático, amigo de Lucho, habló con el Decano, éste solicitó por el favor el ave de corral.
Lo busqué temprano en su casa, llegamos a la sección donde se aglomeran los camiones, con carga de animales procedentes de los pueblos aledaños. Después de esquivar carretilleros, vendedores ambulantes, mototaxis y una serie de obstáculos, compramos el famoso pavo.
Lucho tenía su casa cercana al mercado modelo, era tipo chalet americano. Su mamá criaba aves de corral y cuyes. El amplio corral se convirtió en el hospedaje provisional del animal, pues el día lunes pasaría a otras manos.
Con el folder bajo el brazo, nos acercamos al decanato, para dejar la documentación del traslado. La secretaria nos informó que las solicitudes habían sido recepcionadas hasta el mediodía del último viernes y por la tarde, se publicó la relación de los traslados aprobados. Abandonamos la oficina con una rara sensación, no podíamos creer lo ocurrido. Nos despedimos, aquella oportunidad se nos escapó de las manos.
Al poco tiempo, nos envolvió la rutina y sin pensarlo la navidad había llegado sin avisos previos. El ciclo concluía en pocos días y mis finanzas estaban por los suelos. Desde que ingresé a la universidad, dejé de pedirle dinero a mi padre, la situación se tornaba difícil y austera.

-          Oye, Nell, ¿qué vamos hacer con el pavo?, mi viejita ya no lo quiere ver.
-          ¿Cuál pavo?-pregunté.
-          No te hagas el huevón. El pavo que compramos para regalarle al decano
-          Ahhhh, ese pavo, me había olvidado. ¿Qué hacemos?
-          Vamos a mi casa, lo llevamos al mercado y lo vendemos. Mañana es nochebuena, lo compran al toque. ¿Qué dices?
-          Bacán, vamos ahorita.

Aquella noticia me levantó los ánimos, con la venta tendría algo de dinero para compras navideñas. Llegamos a su casa, esperé en la sala que traiga al animal. Al poco tiempo retornó. El pavo parecía un avestruz. Lucho no podía cargarlo, era enorme. Lo amarramos de las patas y en una carretilla prestada lo trasladamos al mercado.

Tan pronto nos acercábamos a la zona de los pavos en el mercado, las ofertas de compra, comenzaron a retumbar en nuestros oídos. Era un señor pavo doble pechuga, la mamá de Lucho había hecho un excelente trabajo de engorde. Después de pequeñas trifulcas entre los revendedores, llegamos venderlo al mejor postor. Habíamos causado todo un caos en ese momento.
Una vez descontando los gastos de alimentación, repartimos el dinero en partes iguales. No recuerdo con exactitud cuanto recibí. Pero me alcanzó para comprar un par de polos, un pantalón jean y llevar algunos productos a casa y la billetera no quedó vacía. El pavo, nos salvó en esas fiestas navideñas.
 Resultado de imagen de pavo doble pechuga


Comentarios

  1. Al menos este negocio estuvo mejor que la venta de panteones. Saludos tío.

    ResponderEliminar
  2. Interesante relato, pero tb puede utilizarse para denunciar a ese decano. Jajaja

    ResponderEliminar
  3. El pavo salvó las fiestas :') buena pechuga recibe quién lo compró!

    ResponderEliminar
  4. Me encantó la historia.
    A las finales el pavo cumplió su objetivo.
    Que era el de darle a un gozo a ustedes y que mejor que en el mes del pavo, la Nochebuena.

    ResponderEliminar
  5. Me encantó, tal cual así eran. No paro de reír.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

RIGOBERTO Y EL AZULITO - RELATO PARA NIÑOS

EL SUEÑO DE VALERIA